domingo, 22 de marzo de 2009

«Hasta que nos jubilen»

 
 
21.03.09 - C. C. | CÁDIZ
 
Ofrecer oportunidades. Con esa intención José y Maru, un matrimonio gaditano con la experiencia de ser padres al tener un hijo ya mayor, decidieron formar parte del programa de acogimiento familiar de la fundación Márgenes y Vínculos.
Fue una decisión que no tomaron por un impulso repentino de ayuda a la sociedad, se trató de una disposición muy sopesada haciendo de la información su mejor arma para dar el paso definitivo, algo de lo que «jamás nos arrepentiremos».
Se hicieron eco de la necesidad de la organización por la prensa, pero contaban con la ventaja de tener unos vecinos que llevaban varios años dentro del programa. Fueron sus primeros asesores y ahora ellos mismos se han convertido en un ejemplo para las futuras familias que pretenden formar parte del proceso.
El pequeño que pasea por las tardes Maru en un carrito es el segundo menor que tiene a su cargo. «Por ahora los dos han sido niños, aunque ya les he dicho que la próxima tiene que ser una niña que me hace ilusión ponerle lazos». Claro que «no cambiaría por nada del mundo a mis dos niños».
Su marido José recuerda bien cómo el primero de los pequeños, que estuvo con ellos unos siete meses, «llegó muy cortado porque era más mayor del que tenemos ahora. Nos dimos cuenta cómo estaba intimidado sobre todo por las mujeres, ni siquiera se acercaba a ellas. Una situación que cambió a las pocas semanas y su sonrisa se convirtió en el mejor regalo».
Un premio con el que se despidió, porque el menor se marchó con una familia de acogida. Aunque fue un momento duro, Maru lo recuerda «como algo especial porque se fue contento; claro que es una situación complicada de afrontar, pero hemos realizado cursos, el equipo técnico te asesora constantemente y comprendes que se trata de lo mejor para él». De hecho, como añade José «nosotros mucho antes ya le decíamos que iban a venir a recogerlo pronto sus padres y que tenía otro hermano pequeño y eso fue lo que mayor ilusión le hacía».
Precisamente, el hacer entender al pequeño que ellos no son sus padres es lo que resulta más difícil aunque «nosotros lo tenemos claro e intentamos dejárselo también claro a ellos. Nunca dejamos que nos llamen ni papá, ni mamá ni tito, somos Pepe y Maru. De lo contrario podemos confundir al niño y no es lo ideal, además de establecer vínculos que no nos corresponden. Nosotros estamos para normalizar la vida del niño y para darle un entorno familiar, mientras que sus padres, ya sean los biológicos o los de adopción, se preparan para estar con ellos», reconoce José.
Maru afirma que el realizar esta labor es «una maravilla y estamos dispuestos a seguir hasta que nos jubilen. Estamos encantados con el que tenemos ahora, ha sido diferente pues lo hemos acogido desde que era recién nacido y ya llevamos con él casi 11 meses».

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