http://www.lasprovincias.es/valencia/20081017/opinion/acogimiento-familiar-buena-noticia-20081017.html
17.10.08 - RICARDO-LUCAS CASADÓ TARÍN
Resulta paradójico, después de dos décadas desde su regulación y sobre todo teniendo en cuenta la importancia y bondad del acogimiento para nuestra sociedad, el generalizado desconocimiento que aún se tiene de este recurso, y por qué no decirlo, también de la adopción. Tópicos arraigados como que es una segunda opción para adoptar, como que en el acogimiento el niño no es "tuyo" y al final te lo "quitan", que es más rápido, menos exigente o más fácil pero menos seguro que la adopción... y muchos otros, han calado en las mentes de muchos de nosotros y manifiestan un profundo desconocimiento de esta posibilidad y una visión desenfocada y alejada de la realidad de la forma y el fondo por el cual se regularon estas medidas.
Cuando un acogimiento se produce, la sociedad en su conjunto está de enhorabuena. Cuando el sistema de protección detecta la necesidad de un menor de ser acogido o cree que es la opción menos mala (el acogimiento y la adopción nunca son la mejor opción para un niño, puesto que no constituyen un fin), al encontrar ese hogar todos ganamos.
El acogimiento puede ser uno de los acontecimientos vitales más importantes de una persona y no tiene por qué ser una experiencia oculta u olvidada en la historia de los niños y sus familias. El acogimiento es un eslabón crucial en la vida de estos niños y la mayoría de ocasiones también, en la vida de las familias que acogen.
El acogimiento es un gran recurso, con el que todos ganamos, primero y principalmente el niño. Por eso mismo, habrían de felicitarse a sí mismos todos los que lo hacen posible. Desde la administración, que es la que garantiza esta medida, quien la regula y es responsable de su existencia, hasta un heterogéneo y dispar conjunto de personas, profesionales, agentes e instituciones, que han posibilitado que este encuentro sea una alternativa real a una situación problemática de nuestra sociedad. En esos momentos, se puede decir que la sociedad ha respondido a una necesidad de forma eficiente y coordinada.
Todos debemos felicitarnos, porque nuestra sociedad ha sido capaz, de absorber una necesidad de un colectivo desprotegido, implicándose de forma conjunta (administraciones, profesionales y ciudadanos colaboradores). Se ha creado una maquinaria compleja que garantiza el derecho a vivir en familia a muchos niños y niñas, además de construir lazos y vínculos entre personas muy diferentes unidas para siempre, por una experiencia de ayuda y protección con nombre y apellidos.
El II Día del Acogimiento Familiar que organiza la ASEAF (Asoc. Estatal de Acogimiento Familiar), que se va a celebrar el fin de semana en Tarragona, quiere promocionar este recurso y que el acogimiento sea noticia por su valor añadido y por lo que representa para la infancia y la institución familiar en general. Acontecimientos de este tipo son importantes, porque hacen ver a la sociedad una realidad, que a veces no es tan evidente y es que el acogimiento es un recurso de primer orden, y así deberíamos contemplarlo.
Hoy tenemos motivos de celebración, pero también un reto encima de la mesa para el futuro: fomentar el recurso del acogimiento. Seguir esta meta significa apostar por una calidad en la atención de los menores del sistema de protección. Significa normalizar la vida de muchos niños y niñas que viven en instituciones. Significa crear mucha conciencia respecto a los problemas que nuestra sociedad sufre.
Cuando un acogimiento se produce, la sociedad en su conjunto está de enhorabuena. Cuando el sistema de protección detecta la necesidad de un menor de ser acogido o cree que es la opción menos mala (el acogimiento y la adopción nunca son la mejor opción para un niño, puesto que no constituyen un fin), al encontrar ese hogar todos ganamos.
El acogimiento puede ser uno de los acontecimientos vitales más importantes de una persona y no tiene por qué ser una experiencia oculta u olvidada en la historia de los niños y sus familias. El acogimiento es un eslabón crucial en la vida de estos niños y la mayoría de ocasiones también, en la vida de las familias que acogen.
El acogimiento es un gran recurso, con el que todos ganamos, primero y principalmente el niño. Por eso mismo, habrían de felicitarse a sí mismos todos los que lo hacen posible. Desde la administración, que es la que garantiza esta medida, quien la regula y es responsable de su existencia, hasta un heterogéneo y dispar conjunto de personas, profesionales, agentes e instituciones, que han posibilitado que este encuentro sea una alternativa real a una situación problemática de nuestra sociedad. En esos momentos, se puede decir que la sociedad ha respondido a una necesidad de forma eficiente y coordinada.
Todos debemos felicitarnos, porque nuestra sociedad ha sido capaz, de absorber una necesidad de un colectivo desprotegido, implicándose de forma conjunta (administraciones, profesionales y ciudadanos colaboradores). Se ha creado una maquinaria compleja que garantiza el derecho a vivir en familia a muchos niños y niñas, además de construir lazos y vínculos entre personas muy diferentes unidas para siempre, por una experiencia de ayuda y protección con nombre y apellidos.
El II Día del Acogimiento Familiar que organiza la ASEAF (Asoc. Estatal de Acogimiento Familiar), que se va a celebrar el fin de semana en Tarragona, quiere promocionar este recurso y que el acogimiento sea noticia por su valor añadido y por lo que representa para la infancia y la institución familiar en general. Acontecimientos de este tipo son importantes, porque hacen ver a la sociedad una realidad, que a veces no es tan evidente y es que el acogimiento es un recurso de primer orden, y así deberíamos contemplarlo.
Hoy tenemos motivos de celebración, pero también un reto encima de la mesa para el futuro: fomentar el recurso del acogimiento. Seguir esta meta significa apostar por una calidad en la atención de los menores del sistema de protección. Significa normalizar la vida de muchos niños y niñas que viven en instituciones. Significa crear mucha conciencia respecto a los problemas que nuestra sociedad sufre.
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