martes, 12 de mayo de 2009

Las adopciones nacionales experimentan este año en Melilla un notable repunte

 
La Consejería de Bienestar Social ya ha tramitado cuatro adopciones de niños de la ciudad, frente a las tres de media de años anteriores Rusia y China siguen siendo los países de referencia en el extranjero, aunque además del coste económico los trámites se alargan dos años

PALOMA S. HERVA | MELILLA
 
Las adopciones de niños nacionales, «de la ciudad», han experimentado en 2009 un notable repunte con respecto a las tramitadas en años anteriores. Según los datos facilitados por la consejera de Bienestar Social, hasta la fecha se han tramitado cuatro adopciones nacionales, «mientras que, anteriormente, eran tres al año», una realidad que se explica en que las madres, antes de abandonar a su bebé en la calle, recurren a los Servicios Sociales o a la Policía para iniciar el proceso. En cuanto a las prioridades, María Antonia Garbín reconoció que «siguen siendo las mismas», es decir, que sea un niño de la ciudad, si bien esta tónica depende en gran medida del número de niños que puedan ser adoptados. «Cuando se produjo un momento de estancamiento en todo el país, los padres optaron por las adopciones internacionales y, en este sentido, China y Rusia siguen siendo los países que más expedientes reciben. No obstante, en los últimos años China ha endurecido los requisitos para la adopción, sin contar que el proceso puede durar entre uno y dos años, además del importante coste económico que supone», recalcó.
Sobre esas adopciones nacionales, recordó la consejera que dependerán «siempre» del número de niños, de sus características, de su edad y la de los padres que quieran adoptar. «Se realiza una media ponderada para que los padres no sean demasiado mayores y, si superan esa media, ya no pueden optar a un bebé, sino que son niños de entre 5 y 7 años. Va en consonancia con la edad de los padres adoptivos y con las características del niño pero, sobre todo, con el número de menores que haya en ese procedimiento», aclaró.
Informó María Antonia Garbín de que, ahora mismo, en el programa de acogimiento preadoptivo son seis los menores que ya conviven con una familia melillense, una cifra que se reduce a tres si se refiere a los niños que forman parte del programa de acogimiento familiar, un programa que trata de favorecer la integración de estos menores en hogares «en los que se cubran temporalmente todas sus necesidades». Se trata de un programa «muy importante» para aquellos niños que deben pasar un tiempo con una familia «colaboradora» mientras se resuelven los problemas en su entorno, un recurso «solidario y social» como alternativa al ingreso del menor en un centro de protección. «La Ley de Protección Jurídica del Menor lo deja muy claro. Se intenta evitar la entrada del niño en un centro, no porque sean malos, sino porque son niños muy pequeños a los que este ingreso podría acarrearles algún tipo de problema psicológico en el futuro», reconoció.
 
Menores en desamparo
 
Por lo general, estos menores provienen de familias desestructuradas «en situación de riesgo o desamparo» con problemas de alcoholismo, enfermedades mentales de los padres que requieran un internamiento o incluso cuando los tutores legales están en la cárcel, «cuestiones un tanto extremas que obligan a que un menor tenga que salir de ese hogar familiar». Aunque no se puede determinar con exactitud, las familias acogedoras ofrecen un hogar durante un periodo de tiempo que puede oscilar entre una semana y un año, si bien Bienestar Social contribuye a su manutención con un mínimo de 141 euros al mes y un máximo de 675, «según las circunstancias».
En cuanto al perfil de las familias que forman parte de este programa de acogimiento, comentó la consejera que deben ser parejas de entre 25 y 55 años que deben pasar por un periodo previo de formación y valoración «hasta ser evaluadas como idóneas».

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