miércoles, 11 de febrero de 2009

«Sólo tenemos los problemas propios de un hogar con tres hijos»

 
08.02.09 - M. B. | LOGROÑO
 
Esta pareja de najerinos se volcó en el proceso de acogimiento familiar de una niña impulsada por su hija pequeña, compañera de la menor en el colegio y que, preocupada al ver que su amiguita había dejado de asistir a clase por un periodo prolongado, instó a su madre, Nuria, a que se enterara de lo que sucedía.
 
-Muy afectada tuvo que ver a su hija para entrar de lleno en la investigación del paradero de su compañera. ¿Resultó difícil encontrarla?
-Mucho. Al principio pensamos que pertenecería a una familia de temporeros que se habría desplazado a otro lugar. Me sorprendí mucho cuando supe que estaba bajo la tutela de los Servicios Sociales y traté de no perder el contacto. Pero resultaba difícil.
 
-¿Y consiguieron verla?
-Sí, a fuerza de ir a un sitio y a otro obtuvimos alguna visita. Pero si no te implicas en más, estas visitas pueden ser perjudiciales.
 
-Y hay que tomar la gran decisión.
-En efecto, así que nos prestamos al acogimiento y entramos en todo el proceso de valoración, que resulta un camino bastante difícil. Nosotros teníamos dos niñas: una de siete años, que es la que comenzó todo esto, y otra con un año menos. Ahora mismo las tres niñas se llevan seis meses entre ellas, así que son una piña.
 
-¿Y cómo fue la adaptación?
-A veces tiene altibajos, como es natural, pues la niña viene de un ambiente duro. Pero, por lo demás, los conflictos domésticos son los habituales de un hogar con tres hijos. A ella le cuesta estudiar y no admite muy bien la disciplina, pero poco a poco vamos inculcando en ella lo necesario.
 
-¿Qué se siente cuando la lleva a visitar a su madre?
-Por un lado, voy motivada, pero a veces me siento la 'segundona', aunque no sea así. Cuando veo de nuevo a la niña, lo supero todo.

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