http://www.elcorreodigital.com/alava/20080807/alava/menores-viven-familias-acogida-20080807.html
ÁLAVA
Su cometido es «no existir», no tener trabajo, desaparecer. Eso querría decir que cientos de menores residentes en Álava no tendrían ningún problema familiar. Como meta utópica no está mal, pero la realidad del servicio del Menor y la Familia de la Diputación es la que es. De una forma u otra, la institución foral es la salvaguarda de más de medio millar de jóvenes que pese a no haber llegado a la mayoría de edad tienen la sensación de haber vivido demasiado tiempo. La «desprotección» que sufrían en su núcleo convivencial natural ha llevado a 109 menores a vivir con familias de acogida, la cifra más alta de los últimos 16 años (34 en 1992). «El goteo es incesante», explica Isabel Gros, directora foral del área.
Son muchos los recursos con los que cuenta la administración alavesa para atender las diferentes necesidades de los menores que están bajo su tutela. Cada caso es un mundo y hay que atender a condicionantes tan importantes como la edad o el porqué de la desestructuración de la familia, es decir, si la 'culpa' es de los progenitores o del propio menor. La Diputación cuenta con centros de acogida de emergencia, hogares forales... Pero la opción preferible por los manuales de los servicios sociales es el acogimiento familiar para que el chico «tenga una vida normal y lo más parecida que se pueda a la del resto».
Según los datos del área foral del Menor, 109 chicos están acogidos en 77 familias diferentes (alguna tiene a dos o tres a su cargo), diez de ellas residentes fuera de Álava. En lo referido a la naturaleza de las personas acogedoras, 71 niños se encuentran bajo el cobijo de su propia familia (abuelos, tíos, primos...) y los 38 restantes en familias ajenas. Pese a todo, los menores nunca llegan a perder del todo el contacto con sus padres biológicos ya que mantienen encuentros periódicos bajo la presencia de educadores sociales.
Respecto a la modalidad de acogimiento residencial, el protocolo de actuación del Instituto Foral de Bienestar Social aconseja que los menores no pasen más de tres meses en los centros de acogida antes de ser derivados a los hogares forales. Si en los primeros existen 32 plazas (centro Hazaldi y Bosco Etxea), en los segundos, 94 (no todas son residenciales ya que existen centros de día en Sansoheta, Llodio o Salvatierra). «Salvo contadas excepciones, siempre tenemos todas las plazas ocupadas», puntualiza la responsable foral.
La decisión sobre el destino de cada joven no se toma a la ligera. Todo lo contrario. El Consejo del Menor, dependiente de la Diputación, es la entidad soberana que decide cuándo, cómo y por qué separar a un chico de sus padres. «Lo ideal sería no separarles nunca de ellos», apostilla Gros. De hecho, existe un programa foral específico para evitar que el núcleo se rompa. En la actualidad, algo más de sesenta familias están sometidas a la 'terapia' de los educadores para evitar la pérdida temporal de sus hijos.
Desprotección grave
Son varios los cauces con los que cuenta la institución foral para hacerse cargo de nuevos casos. El menos habitual es el de las familias que se acercan a los servicios sociales y reconocen que no pueden mantener a su hijo por problemas económicos. Muchos otros casos, explica Isabel Gros, llegan desde el Palacio de Justicia o de los servicios sociales del Ayuntamiento de Vitoria. «Aquí (a la Diputación) sólo nos encargamos de los casos de desprotección grave», explica.
La evolución del número de acogimientos en los últimos años ha sido pausada pero constante. Si en 1992, fecha en la que echó a andar el servicio como ahora se conoce, la cifra fue de 34, en 1996 se registraron 52, en 2000, 70, en 2004, 86 y ahora 109. No hay que rebuscar mucho para dar con el porqué de este incremento. Como primer argumento, la Diputación esgrime al aumento de la población, ya que este tipo de programas van en consonancia con la evolución de la sociedad. De ahí que también se haya notado un aumento «importante» de personas inmigrantes que recurren a este servicio, explica Gros.
Otro de los aspectos destacables es el compromiso que siguen adquiriendo los familiares de los matrimonios que se encuentran en apuros. Prueba de ello es que de los 109 acogidos en la actualidad, 71 siguen conviviendo con personas de su misma sangre, ya sean abuelos o tíos.
Pese a que la edad de los menores acogidos por familias comprende todo el abanico hasta los 18 años, la práctica dice que esta fórmula es habitual entre niños de entre 3 y 12 años. Respecto al periodo de estancia en el nuevo núcleo familiar, sólo se puede hablar de estimaciones, aunque se podría decir que el tiempo medio de acogida ronda los cinco años. También existen casos en los que el joven vive con su nueva familia hasta independizarse. Cada caso es un mundo. «Nuestro objetivo es trabajar para que los niños puedan volver con sus padres biológicos cuanto antes. Ésa es nuestra meta, aunque no siempre se pueda conseguir», subraya Gros.
ÁLAVA
La Diputación tiene a 71 niños con algún familiar mientras que 38 están con personas ajenas Medio centenar de parejas recibe terapia para no perder a sus hijos
07.08.08 - ADOLFO LORENTE VITORIA
Su cometido es «no existir», no tener trabajo, desaparecer. Eso querría decir que cientos de menores residentes en Álava no tendrían ningún problema familiar. Como meta utópica no está mal, pero la realidad del servicio del Menor y la Familia de la Diputación es la que es. De una forma u otra, la institución foral es la salvaguarda de más de medio millar de jóvenes que pese a no haber llegado a la mayoría de edad tienen la sensación de haber vivido demasiado tiempo. La «desprotección» que sufrían en su núcleo convivencial natural ha llevado a 109 menores a vivir con familias de acogida, la cifra más alta de los últimos 16 años (34 en 1992). «El goteo es incesante», explica Isabel Gros, directora foral del área.
Son muchos los recursos con los que cuenta la administración alavesa para atender las diferentes necesidades de los menores que están bajo su tutela. Cada caso es un mundo y hay que atender a condicionantes tan importantes como la edad o el porqué de la desestructuración de la familia, es decir, si la 'culpa' es de los progenitores o del propio menor. La Diputación cuenta con centros de acogida de emergencia, hogares forales... Pero la opción preferible por los manuales de los servicios sociales es el acogimiento familiar para que el chico «tenga una vida normal y lo más parecida que se pueda a la del resto».
Según los datos del área foral del Menor, 109 chicos están acogidos en 77 familias diferentes (alguna tiene a dos o tres a su cargo), diez de ellas residentes fuera de Álava. En lo referido a la naturaleza de las personas acogedoras, 71 niños se encuentran bajo el cobijo de su propia familia (abuelos, tíos, primos...) y los 38 restantes en familias ajenas. Pese a todo, los menores nunca llegan a perder del todo el contacto con sus padres biológicos ya que mantienen encuentros periódicos bajo la presencia de educadores sociales.
Respecto a la modalidad de acogimiento residencial, el protocolo de actuación del Instituto Foral de Bienestar Social aconseja que los menores no pasen más de tres meses en los centros de acogida antes de ser derivados a los hogares forales. Si en los primeros existen 32 plazas (centro Hazaldi y Bosco Etxea), en los segundos, 94 (no todas son residenciales ya que existen centros de día en Sansoheta, Llodio o Salvatierra). «Salvo contadas excepciones, siempre tenemos todas las plazas ocupadas», puntualiza la responsable foral.
La decisión sobre el destino de cada joven no se toma a la ligera. Todo lo contrario. El Consejo del Menor, dependiente de la Diputación, es la entidad soberana que decide cuándo, cómo y por qué separar a un chico de sus padres. «Lo ideal sería no separarles nunca de ellos», apostilla Gros. De hecho, existe un programa foral específico para evitar que el núcleo se rompa. En la actualidad, algo más de sesenta familias están sometidas a la 'terapia' de los educadores para evitar la pérdida temporal de sus hijos.
Desprotección grave
Son varios los cauces con los que cuenta la institución foral para hacerse cargo de nuevos casos. El menos habitual es el de las familias que se acercan a los servicios sociales y reconocen que no pueden mantener a su hijo por problemas económicos. Muchos otros casos, explica Isabel Gros, llegan desde el Palacio de Justicia o de los servicios sociales del Ayuntamiento de Vitoria. «Aquí (a la Diputación) sólo nos encargamos de los casos de desprotección grave», explica.
La evolución del número de acogimientos en los últimos años ha sido pausada pero constante. Si en 1992, fecha en la que echó a andar el servicio como ahora se conoce, la cifra fue de 34, en 1996 se registraron 52, en 2000, 70, en 2004, 86 y ahora 109. No hay que rebuscar mucho para dar con el porqué de este incremento. Como primer argumento, la Diputación esgrime al aumento de la población, ya que este tipo de programas van en consonancia con la evolución de la sociedad. De ahí que también se haya notado un aumento «importante» de personas inmigrantes que recurren a este servicio, explica Gros.
Otro de los aspectos destacables es el compromiso que siguen adquiriendo los familiares de los matrimonios que se encuentran en apuros. Prueba de ello es que de los 109 acogidos en la actualidad, 71 siguen conviviendo con personas de su misma sangre, ya sean abuelos o tíos.
Pese a que la edad de los menores acogidos por familias comprende todo el abanico hasta los 18 años, la práctica dice que esta fórmula es habitual entre niños de entre 3 y 12 años. Respecto al periodo de estancia en el nuevo núcleo familiar, sólo se puede hablar de estimaciones, aunque se podría decir que el tiempo medio de acogida ronda los cinco años. También existen casos en los que el joven vive con su nueva familia hasta independizarse. Cada caso es un mundo. «Nuestro objetivo es trabajar para que los niños puedan volver con sus padres biológicos cuanto antes. Ésa es nuestra meta, aunque no siempre se pueda conseguir», subraya Gros.
DATOS DE INTERÉS
Acogimientos: 109 menores que están bajo la tutela de la Diputación foral han sido separados de sus padres biológicos por diferentes causas. De ellos, 71 conviven con familiares directos y 38 con personas ajenas. Estos menores están acogidos por 77 familias, 10 de ellas residentes fuera de Álava.
Evolución en los últimos años: En 1992, 34; en 1997, 60; en 2000, 70; en 2003, 90 y en 2006, 104.
Tiempo de estancia: Los acogimientos, en teoría, son temporales. No obstante, la media es de 5 años.
Prevención: Medio centenar de familias recibe ayuda de educadores de la Diputación para no perder la tutela de sus hijos.
1 Comment:
buenos dias.... mi hermana se quedo con mi hija,,, empezo ayudandome hace 10 años... cada vez se a distanciado mas y apenas me hablan.... mi hija ya no me llama mama. necesito ayuda para comprender y superar que quien te ayuda no es tu familia si no el peor enemigo que haya podido haber entre mi niña y yo...
mi correo es busu575@hotmail.com
por favor ni que sean una palabras de consuelo. hace diez años que vivo esperando esas pequeñas horas junto a la niña . ahora hace un año que mi hermana no me habla con lo que mi hija menos.... ayuda