jueves, 1 de enero de 2009

Catalunya facilitará por ley la adopción nacional

 
El borrador de la nueva norma sobre Infancia limita a dos meses el plazo en el que los padres biológicos pueden oponerse a un proceso judicial de cambio de filiación de un menor
 
LEA DEL POZO - Barcelona - 25/12/2008 08:00

El Govern catalán está ultimando la Ley de Derechos y de Oportunidades de la Infancia y la Adolescencia. El cambio en lo relativo a la adopción y a la acogida es uno de los aspectos más revolucionarios de la nueva norma. El objetivo del Govern es potenciar las adopciones nacionales y otorgar más seguridad jurídica a las familias adoptantes.

Hasta ahora, explica Mario Bedera, de la comisión del Senado que estudia la ley de adopción nacional, "a la hora de la verdad el interés de los padres biológicos acaba prevaleciendo por encima de los intereses de los niños". El borrador de la Generalitat quiere invertir estos términos.

Margarita tiene 7 años y lleva los labios pintados de carmín. "El pintalabios me lo regaló mi madre", dice sentada en el sofá azul del centro para menores de 0 a 12 años Sant Medir, en Barcelona. Margarita es una de los 2.520 niños que viven en alguna institución tutelada por la Generalitat. Allí juegan, sueñan y aprenden a aceptar que su realidad es complicada.

Pero el tiempo les va en contra. La directora de centro Sant Medir, Marta Camps, explica que cuanto mayor es un niño, más dificultad tiene para encontrar una familia, ya sea de acogida o adoptiva.

"Los cambios [de la nueva norma] benefician directamente los procesos de adopción nacional y dan mayor estabilidad al menor y a los padres que tienen la expectativa de adoptar", reza el borrador del anteproyecto de ley de infancia y adolescencia.

El cambio principal, en materia de adopción, es que, una vez constatado por la entidad protectora del menor que la reunificación con la familia de origen no es viable, la misma entidad podrá llevar a trámite la "acogida pre-adoptiva administrativa", sin el consentimiento de los padres biológicos.

Ahora, sin la aprobación de los progenitores, sólo se puede acordar la acogida simple, es decir, sin la pre-adopción. Además, si los padres se oponen al proceso de pre-adopción es necesario recurrir a la vía judicial.

"Así, los procesos podían alargarse años y años. Ahora los padres tendrán dos meses para interponer un recurso contra la acogida pre-adoptiva y será el juez quien decidirá si se completa o no", afirma Inma Pérez, secretaria de Infancia de la conselleria de Acció Social y Ciutadania.

Otra novedad es que si la pre-adopción es firme, el juez no tendrá que volver a pedir el consentimiento de los padres biológicos para la adopción, tal y como sucede hoy en día.

Miedo al Estado

En los últimos años, muchos españoles han ido a buscar a sus hijos en países de Asia o de Europa del Este. Las causas de este fenómeno son diversas, pero la inseguridad jurídica que ofrece la adopción en España es una de las más importantes. Sin embargo, cada vez está resultando más complicada la adopción internacional y las facilidades que ofrecían países como China o Rusia ya son historia.

"La gente adoptaba fuera, entre otras cosas, porque los jueces, en función de si eran más o menos biologistas, daban unos plazos larguísimos [a los padres biológicos] para tomar una decisión", explica Puri Viniés de ADIF (Defensa del Derecho de la Infancia en la Adopción).

Bedera es de la misma opinión. "Para adoptar a un niño de 7 años se tarda lo mismo en China que en España. Pero aquí la gente tiene miedo de que se lo quiten".

"Para adoptar a un niño de 7 años se tarda lo mismo en China que en España. Pero aquí la gente tiene miedo de que se lo quiten"

"Marta, tengo que hacer los deberes", dice Margarita a la educadora mientras le toca la barriga para asegurarse su atención. La mayoría de los niños como Margarita, cuando llegan a un centro tutelado, deben aprender todo lo que sus padres biológicos no les han enseñado. "Tienen un problema de límites, no llegan con una socialización correcta", dice la subdirectora del centro Sant Medir, Marta García.

Además, en muchos casos adaptarse al centro es un reto. "Al menos necesitan un año", afirma García.

"Vitamina C, Calcio,...", recita a sus compañeros uno de los menores del Sant Medir. Excepto los bebés, todos los demás niños del centro están sentados, almorzando. Pero Margarita ya ha terminado y se desliza, coqueta debido a la presencia del fotógrafo, por el sofá.

"Lo importante es el menor. Son niños que han padecido situaciones muy duras y lo que necesitan es estabilidad", afirma Francesc Frigola, director de la entidad Drecera. Los expertos, como Frigola, advierten de que "el pasado de un niño no se puede borrar", es decir, hay que darle la seguridad que necesita pero también "tiene que haber un espacio en el que hablar" de dónde vienen y quién son.

A veces las familias de acogida olvidan esta parte y el proceso acaba en fracaso. "Cuando un niño es devuelto al centro, vuelve muy enfadado. Ha sufrido un doble abandono: por parte de los padres biológicos y por parte de los de acogida", explica García .

Aunque la realidad es que la mayoría de los niños, como Margarita, crecen en un centro esperando a que una familia o su familia les devuelva la normalidad.

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