Sobre las dificultades en la adopción nacional y el hecho de que la mayoría de las parejas gaditanas se decidan por los llamados países del este ante sus deseos de descendencia, permítanme, en un ejercicio de sincericidio, compartir con ustedes las siguientes reflexiones, aunque este tema merecería una revisión más extensa de la que cabe en esta columna.
13.11.2008 -
ANTONIA ASENCIO
Como madre adoptante de dos niños, ambos adopción nacional, puedo asegurar que la Junta de Andalucía, sólo pone facilidades a las familias adoptantes, el tema es que se antepone siempre el bienestar del menor y en muchísimas ocasiones a los papás y mamás que queremos adoptar nos da miedo complicarnos la vida demasiado. Me explico, cuando la administración declara a un menor en situación de desamparo es que ya se han agotado todas las posibilidades de mantener a ese menor en su familia de origen, que es con quien deben estar los niños y niñas. Ya se que todos los papás y mamás no son iguales, pero una de las cosas que hay que comprender es que para ese menor su padre, o su madre, pues lo son con todos sus defectos y errores; y eso es lo que se intenta recuperar desde el principio. Por otra parte estos pequeños casi siempre tienen problemas, y su pequeña biografía está jalonada de sinsabores y episodios que para la mayoría de nosotros son impensables: problemas de salud o de cualquier otra índole, o son varios hermanos a los que es preferible no separar, o En fin, toda una aventura; pero es que acaso vivir no es arriesgarse?
La adopción hay que afrontarla con un profundo respeto a esos pequeños, a sus biografías, a lo que son antes de llegar a nuestras familias; aceptarles tal y como son con todo el paquete que traen como equipaje, que a veces no es más que un nombre que nosotros nunca hubiésemos elegido. Así es, y luego están los trámites que son más lentos, por supuesto, pero es tu hijo o hija desde el primer momento, mucho antes de que lo firme un juez, mucho antes poder inscribirlo en nuestro libro de familia. Cuando la Junta decide que un menor sea entregado en un acogimiento pre-adoptivo la mayoría del camino está andado, el resto es acoplarnos a un nuevo miembro en la familia, igual que un nacimiento más.
La adopción hay que afrontarla con un profundo respeto a esos pequeños, a sus biografías, a lo que son antes de llegar a nuestras familias; aceptarles tal y como son con todo el paquete que traen como equipaje, que a veces no es más que un nombre que nosotros nunca hubiésemos elegido. Así es, y luego están los trámites que son más lentos, por supuesto, pero es tu hijo o hija desde el primer momento, mucho antes de que lo firme un juez, mucho antes poder inscribirlo en nuestro libro de familia. Cuando la Junta decide que un menor sea entregado en un acogimiento pre-adoptivo la mayoría del camino está andado, el resto es acoplarnos a un nuevo miembro en la familia, igual que un nacimiento más.
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