SANDRA DE LA FUENTE - OURENSE
El primer menor acogido por Rita y Alejandro era un bebé recién nacido al que su madre biológica había renunciado y daba en adopción. Esta pareja de Beade sabía que sólo tendría al pequeño en casa el tiempo que la Xunta tardase en encontrar una familia adoptiva y seis semanas después de la renuncia la madre natural se echó atrás y quiso recuperar al bebé. Fue un momento muy duro para Rita, pero a pesar de todo acogió por segunda vez. Y después del segundo llegó un tercero y el cuarto ya fueron dos hermanos. "Co tempo vólveste adicta", bromea, "o certo é que sentímonos moito mellor cando hai nenos na casa".
Veintitrés familias de la provincia están actualmente en esta situación acogiendo en sus hogares a 27 menores en estado de desamparo. La Xunta asume su tutela cuando detecta que sus familias biológicas están desestructuradas y a causa de la crisis, que en muchos casos es temporal, no pueden atender debidamente a los menores. Es entonces cuando los pequeños, de 0 a 18 años ingresan en los centros tutelados y de ahí, siempre con el consentimiento de los padres biológicos, entran en el programa de acogimiento familiar que en Galicia gestiona directamente Cruz Roja.
En Ourense, los hilos del acogimiento los mueven la psicóloga Mónica Devesa y la asistenta social Sonia López, que trabajan actualmente con un banco de 65 familias acogedoras en toda la provincia y prestan apoyo permanente a los acogedores, pero también a los padres biológicos para prepararles ante el posible retorno de los menores a la familia de origen.
Desde que Rita y Alejandro entraron en el programa su casa no se ha cerrado. Al primer bebé que acogieron, y con cuya madre biológica mantienen todavía relación, siguió otro que fue adoptado en Ferrol y del que no volvieron a tener noticia: "O normal é que os pais adoptivos prefiran romper co pasado do neno". Pero para eso ya están preparados por el equipo de psicólogos de Cruz Roja, además firman un compromiso previo que les excluye como posibles demandantes de la adopción. "Cando acolles sabes moi ben ó que vas e tes que ter claro desde o principio que vai chegar o momento da separación, pero, pase o que pase despois, sempre merece a pena". Rita habla así porque su familia acogió a bebés recién nacidos en tres ocasiones. Algo poco habitual.
El tercer caso fue el más duro porque el pequeño vivió con ellos hasta los 9 meses y tuvo muchos problemas de salud derivados de un parto prematuro y un embarazo de vértigo en el que la madre no dejó de consumir drogas. "O neno pasouno mal e nós démoslle moito mimo porque pensamos que non sairía adiante. Cando empezou a estar ben chegou o momento da adopción". Ver la cara de los nuevos padres cuando reciben al pequeño y la seguridad de que va a ser muy querido, señala Rita, "compensa o mal que o poidamos pasar nós". De hecho, asegura no entender la posición de aquellos que se niegan a acoger alegando que no soportarían la separación: "Eu dígolles que son egoístas porque dese xeito só pensan neles e non no beneficio que recibe o neno, que é o realmente importante". Desde hace casi dos años acogen a dos hermanos adolescentes que han aportado frescura al hogar. Recalca que no son chicos problemáticos, sino niños que tan sólo demandan atención a cambio de mucho cariño.